Según UNICEF , el cierre de escuelas durante la pandemia de COVID-19 detuvo drásticamente el crecimiento de una década en los programas de alimentación escolar, dejando a unos 370 millones de niños en edad escolar sin acceso a su única comida confiable al día.
“Toda la pandemia de Covid-19 destacó la importancia de los sistemas alimentarios y que estas cadenas de suministro son frágiles y vulnerables… La única forma en que había alimentos disponibles era en granjas y fábricas cercanas",
dijo Deissy Martinez-Baron , Líder Regional para la Acción Climática en América Latina en la Alianza de Bioversity International y el CIAT, con sede en Cali, Colombia.
En el documento, " Alimentación escolar de próxima generación: Nutrir a nuestros niños mientras se construye la resiliencia climática ", publicado en el Diario de Nutrición de las Naciones Unidas #1 - Transforming Nutrition , Martinez-Baron y sus coautores argumentaron que la alimentación escolar con productos locales (HGSF, por sus siglas en inglés) apoya agricultores, al mismo tiempo que conservan la biodiversidad local y proporcionan dietas culturalmente apropiadas.
La idea sería que las comidas escolares gratuitas que se dan a los niños de todo el mundo podrían reemplazarse con alimentos producidos localmente, evitando que se repita lo que sucedió durante el apogeo de la pandemia de Covid-19.
“Este enfoque podría ayudar a dar forma a la demanda, logrando que el mercado responda", dijo, “y el costo de fortalecer estos sistemas se compensa con los ahorros la próxima vez que haya un impacto externo, como una interrupción de la cadena de suministro".
Un ejemplo claro, dijo Martínez-Baron, fue el enfoque que tuvo el nuevo gobierno de Colombia en arreglar simultáneamente el programa de comidas escolares del país, brindando a los agricultores una conexión con una demanda clara y empoderando a las mujeres, jóvenes y niños rurales.
“El actual gobierno tiene un enfoque en la agricultura familiar, fortaleciendo la producción local de alimentos, para que las poblaciones rurales que dependen de la agricultura puedan incrementar su calidad de vida", dijo, “uno de los objetivos que tiene la NDC para Colombia es hacer que 1 millón de agricultores sean más resistentes al cambio climático… también estamos abordando el objetivo".
Martinez-Baron dijo que las mujeres deben involucrarse, ya que la información que obtengan de los programas de capacitación será clave para ver cuál es la mejor manera de nutrir a los niños.
“Este enfoque debe implementarse no solo desde los Ministerios de Educación o Agricultura, sino también desde el Ministerio de Salud para que podamos mejorar la nutrición de los niños, para evitar problemas de salud como la diabetes y problemas de diversidad alimentaria", dijo Martínez-Baron, “Nosotros Encontramos una manera de usar lo que hacemos en el trabajo para beneficiar a nuestras propias familias y a la sociedad en su conjunto".
Aprendizaje basado en el jardín
Un enfoque de la alimentación escolar más sensible al cambio climático también brinda oportunidades para vincular aspectos más amplios de la educación escolar, especialmente a través del aprendizaje basado en huertos escolares.
Los huertos escolares pueden servir como laboratorios de aprendizaje para que los niños comprendan mejor los riesgos y los impactos del cambio climático y demuestren formas de adaptación.
“Los niños también pueden aprender de dónde provienen los alimentos y cómo se cultivan, y los gobiernos locales pueden adaptar los programas de capacitación a los programas de alimentación escolar", dijo Martinez-Baron.
Además del documento, la Alianza también ha publicado previamente un libro, "Agrobiodiversidad, huertos escolares y dietas saludables", que recopila estudios de casos de todo el mundo. 75 colaboradores ilustran cómo los huertos escolares empoderan a las generaciones futuras para que elijan alimentos que nutran el medio ambiente y la salud humana.
Según los autores , la importancia de los jardines es que los niños puedan aprender de primera mano sobre temas nutricionales, agrícolas y ambientales, mientras desarrollan habilidades para la vida, conocimientos y hábitos que los empoderan para elegir alimentos saludables.
